SemBlanTe

Soy un rostro de fantasmas silenciosos,
mudez nocturna,
ninfa durmiente del semblante de lo negro
tengo en los ojos un olor a desperdicio,
enterradas en la entraña unas semillas.

Soy ahora el pez cubierto de sales,
un presidiario soñando que duerme.
Soy el ojo asombrado,
con llagas abiertas
y venas salientes.

No quiero del mundo la ausencia
ni silenciar tu voz de tono altísimo
no he de cicatrizar el tiempo con la mirada
ni congelar la falacia eterna que mora bajo mis pies

No quiero del mundo la abstinencia
ni perpetuar el sentido en consumismo
no he de paralizar al pez que sin escamas se deliza
ni congelar la falacia eterna que mora bajo mis pies

Soy una roca de viento
con un poco de tierra en el rostro
de mares llena la reflexión
injertado en los tobillos el insomnio

Debo seguir de disertaciones escribiendo
y morir de mudez todas las noches
cuando despierta mi terecer ojo
hacer de la humana carencia
un pie andador
un traspié cuestionador

Tengo en la oscuridad mi casa de follaje de árbol
con puertas y ventanas aladas, asemejan al color del diablo.
En el centro, una mesa sin pies tiene forma de pez.
Las cortinas son de lluvia, las robé del aguacero de ayer.
La tormenta está en mi alcoba, junto, la cama del subsuelo interno,
dentro, una caja donde guardo mis manos y mi serenidad perfecta.
Hay en el techo un cielo apacible, lo dejé morar en su sitio,
sólo le quité un cuervo que ahora respira y anida en mi cuerpo todos los días.
Me falta nombrar mi espejo. Su hechura zumba de presencias
pero casi siempre está vacío, a veces lo empañan los instantes con que duermo.
Hay un gato terco, su terquedad lo hizo tiempo.
Tengo una almhoada sin oidos y una lámpara con infinita luz.

Los poetas no piensan, sus poemas velan la muerte de su razón