viernes, 11 de septiembre de 2009

MagrittE y su piNturA coMo LenGuaJe. Parte II


René Magritte: La traición de las imágenes (esto no es una pipa), 1228/29.
La traihison des images, (Ceci n’est pas une pipe)




Cuando se realiza una figura en la pintura, ésta no es mera copia del objeto real, sino que en su representación ya está implícito todo un proceso de construcción de dicho objeto, aún en la pintura de mayor realismo.

Adolfo Sánchez Vázquez, hace algunas referencias a la poesía como lenguaje, que alumbran el campo de la pintura como lenguaje, nos dice que la palabra es a la poesía lo que la figura es a la pintura. Palabra y figura son unidades de significado que se articulan mediante signos carentes de significado en sí mismos (letras en la palabra; línea, color, sombra, etc., en la figura) pero que en unión logran un significado. Así, la palabra y la figura tienen ya un significado. En la poesía se parte de un lenguaje ordinario que es un conjunto de signos no ordenados arbitrariamente sino organizados para constituir un sistema de comunicación, de transmisión. La articulación del lenguaje ordinario se rige por ciertas reglas, que fijan la posibilidad o imposibilidad de combinar los signos, es decir, hay un régimen gramatical. El poeta se basa en este lenguaje, no crea la lengua sino que hace un uso creador de ella. Para Adolfo Sánchez Vázquez, el lenguaje poético, es el uso poético del lenguaje ordinario. El poeta trabaja sobre lo dado y partiendo de ahí su creación estriba en el modo en que hace combinaciones con el lenguaje, así la “poeticidad” no está en las reglas de combinación, ni en los géneros ni en las formas como por ejemplo el soneto, que es una forma preexistente a los poetas, la “poeticidad” está en cierto uso creador que se da al lenguaje ordinario. Pondré como ejemplo el fragmento de un poema de Antonio Machado:

Tal vez la mano, en sueños,
del sembrador de estrellas,
hizo sonar la música olvidada
como una nota de la lira inmensa,
y la ola humilde a nuestros labios vino
de una pocas palabras verdaderas [1]

En este fragmento, vemos las reglas del lenguaje ordinario en acción, hay a la vista, por ejemplo, preposiciones, conjunciones y artículos, que como vemos, están bien aplicados, el lenguaje cumple aquí sus reglas, por ejemplo, la palabra ‘sueños’ no cambia de significado aunque estuviera en otro idioma, y la preposición ‘en’ que le precede está igualmente, bien manejada por el poeta. Lo que intentamos puntualizar es que el uso creador poético viene a ajustarse a las reglas ya existentes y se puede transmitir información, pero cuando un lector se encuentra con un poema encuentra más de lo que esperaría del lenguaje cotidiano, lo inesperado se presenta. Al decir, ‘sembrador de estrellas’, la combinación especial, el uso estético que hace el poeta de esas palabras del lenguaje cotidiano, nos atrae por su valor estético, la palabra se transforma del uso ordinario, al poético. En pintura diríamos, que la figura ordinaria se transfigura.

La poesía y la pintura instauran nuevas significaciones mediante las unidades significativas dadas (palabras y figuras), sirviéndose de ellas , pero sobrepasando el significado primigenio con el que se encuentran en la realidad. Es cierto que tampoco se destruye del todo este significado “objetivo” pero sí se transforma al hacer de él un “uso creador”.

Cuando operamos el lenguaje, no sólo partimos de un conjunto de signos, sino que lo organizamos y articulamos de maneras específicas para poderlo manipular. El lenguaje poético parte de este lenguaje ordinario. Pues de él toma las unidades de significado mínimas que son las palabras y los modos de combinarlas.

En el ámbito pictórico, más específicamente en el campo de lo figurativo, no se parte, como en la poesía, de un lenguaje que ya existe, pero sí se parte de las figuras reales, de lo que conocemos todos. Esto no implica que pintar figurativamente no sea una transformación de lo percibido ordinariamente. Hasta el pintor más realista hace de lo real una creación distinta, le imprime su propia forma de ver y percibir la realidad. Esto nos lo puede hacer ver más claramente Magritte en su cuadro La traición de las imagenes, como uno de tantos aspectos que evocan este cuadro. Magritte representa la figura de una pipa y debajo de ella, el texto “esto no es una pipa” palabras que retan al entendimiento del espectador, que en el acto, relaciona imagen y palabras. Magritte nos muestra así, la diferencia entre lo real y lo creado. Efectivamente “eso” ese cuadro representando una pipa, no es una pipa, se trata de un objeto representado, una pipa representada. Pero este modo de representar de Magritte nos muestra lo que éste pintor está percibiendo del mundo, el modo como piensa sobre lo real y nos lo representa, nos manda cierto mensaje en la forma en que articula su lenguaje pictórico .

Parecería que Magritte, en el tipo de representaciones como La traición de las imágenes , La clave de los sueños o El uso del idioma, explicita claramente la cuestión que el Dr. Sánchez Vázquez trata como uno de los temas centrales en su ensayo sobre “El arte como lenguaje”: la cuestión acerca de que la pintura figurativa parte de las figuras reales retomándolas pero a la vez convirtiéndolas, dotándolas de un nuevo significado. Magritte enfatiza, precisamente como tema de sus cuadros esta relación hombre-mundo-lenguaje, hombre-mundo-creación.
[1] Poesía y Prosa, “Galerías”, LXXXVIII, p. 138.

lunes, 7 de septiembre de 2009

MagriTTe y su pinturA como lengUaje. Parte I

René Magritte: La Reproducción Prohibida. (Retrato de Edward James),1937.
La reproduction interdite (Portrait d’Edward James)




Al fin estás cansado de este mundo viejo.
GUILLAUME APOLLINAIRE.


En este texto se aborda el tema de la pintura figurativa y la no figurativa mostrando por qué razones ambas son un lenguaje. Para ello retomo el ensayo “La pintura como Lenguaje” de Adolfo Sánchez Vázquez y tomo como ejemplo algunos cuadros del artista René Magritte, autor del que me sirvo para confrontar sus obras con las tesis aquí planteadas.

La pintura es un acto innegablemente humano, por ello ha de estudiarse sin ser arrancada de su raíz: el hombre y su percepción del mundo, el hombre y su producción de significaciones. El arte pictórico no es algo que se inscriba en el misterio y la sin razón. Mediante la pintura, el hombre transmite, comunica significados, esto nos permite ver la relación del hombre con la realidad, pues en la medida que un hombre representa un fragmento de lo real, nos muestra su modo específico de ver y de estar en el mundo, de este modo, la pintura es lenguaje. La pintura “nos hace ver” o “nos hace sentir “. Se trata de un ver y sentir que no es el nuestro y por tanto nos esta comunicando "algo".

La pintura figurativa se sirve de los elementos pictóricos, color, línea sombra, etc., para representar formas reales, aquellas que reconocemos por nuestro propio modo de estar en el mundo. Así, la figura reproduce el objeto real y nos remite a él pero a la vez nos indica el exclusivo modo de relación del artista con lo real, al re-significar tal objeto. Por ejemplo, en la pintura La reproducción prohibida (1937) de Magritte podemos reconocer los elementos que ahí se muestran, no hace falta más que remitirnos a la realidad para encontrarlos. Reconocemos por ejemplo, a un hombre, un espejo y un libro, sin embargo, el modo en que Magritte dispone estos elementos en el espacio y el sentido que adquieren en su conjunto, nos muestran la relación del hombre con lo real. De tal modo que "lo que uno ve en un objeto, es otro objeto escondido".[1] Magritte ha re-significado los objetos que hace aparecer en su cuadro y con ello nos enfrenta al desconcierto[2], desconcierto que parecería tener su origen, precisamente, en que conocemos la realidad y lo que él representa no empata con esa realidad sino que la contradice. Lo que se intenta subrayar en este punto es que en la pintura se parte de lo real y a partir de ahí se da el acto creativo, re-significando lo real, desbordando así los modos de ver lo real.
Ahora bien, los elementos utilizados como la línea, el color, etc., participan de este poder significativo del arte pictórico, contribuyen a la comunicación de tal significado. La línea, por ejemplo, se utiliza en La reproducción prohibida para darnos una impresión de perspectiva y podamos captar el enfrentamiento del personaje al espejo. Aunque al mirar dicho enfrentamiento nos desconcierte lo aparecido en el espejo. Esta es ya parte de la intencionalidad innovadora de significados creados por el pintor.

Con Magritte nos vemos en medio de “un mundo de familiaridades perturbadas”[3] volteamos a ver el orden y sentido en que vivimos, lográndonos hacer ver, por momentos en golpes de vista, por momentos requiriendo una más lenta interpretación, la contradicción, la imposibilidad; aunque, debemos decirlo, sólo la imposibilidad en la realidad, nunca en la vida de sus cuadros. En la pintura de Magritte, los objetos y sujetos vienen de la realidad, pero se transfiguran, se transforman adquiriendo un nuevo significado. La significación de la forma real cambiará en el modo de ser representada, así, el objeto real tiene un significado objetivo, pero al transfigurarse dicho objeto en la pintura, pueden habitarle muchos más significados. Nosotros sabemos qué es un espejo y su función, si bien en la pintura citada el espejo cumple la función de reflejar, no refleja lo que debería, pero todo esto no tendría sentido si no hubiese una totalidad significativa del cuadro.

En la pintura de Magritte la remisión al objeto –lo que ocurre en toda pintura figurativa- cobra exaltada importancia, pues su pintura impulsa, precisamente, a tomar lo real y “chocar” con ello mediante lo representado en los cuadros. Los seres transfigurados de Magritte adquieren varios significados y esto se logra también mediante el modo de usar los signos plásticos, línea, color, sombra. La importancia de lo real exterior a la pintura es subrayado por Adolfo Sánchez Vázquez mediante una comparación con la poesía:

“[...] las figuras reales se presentan al pintor como algo dado que puede ser transformado, de manera análoga a como se le ofrecen las palabras dadas al poeta: con un significado objetivo ya dado, independientemente de que en la palabra este último sea convencional y en la figura real no.”

Como las palabras dadas al poeta, figuras reales dadas al pintor, y de qué más se podría pintar sino de lo real, el propio Magritte pensaba: “No tengo la sensación de añadir algo al mundo: ¿de dónde iría yo a tomar lo que añado, sino del mundo?”[4]

La figura usa una “totalidad de signos pictóricos” pero estos signos no tienen un solo significado, sino que se articulan de modo característico en cada obra, lo que logra la innovación de significados. De tal forma, vemos que una nueva significación se configura por la creación. La creación dota de un nuevo sentido a uno ya dado , la creación logra trascender mediante el acto creador una significación dada: “El pintor parte de la figura real no para quedarse con ella, sino para transformarla y dotarla –como figura real transfigurada- de una significación que de por sí –sin el acto creador- no podía tener.”[5] La peculiaridad de Magritte es que en su obra parece hacer explícita esta re-significación de lo que representa. Este “dotar de un nuevo significado” no es sólo lo que el propio Magritte hace como pintor sino que además parece ser el tema de varios de sus cuadros.[6]

[1] Jaques Meuris, René Magritte, p. 48.
[2] Magritte escribe “El arte de pintar [...]permite describir una idea apropiada que puede llegar a ser percibida. Esta idea abarca las figuras que el mundo nos ofrece : personajes, cortinas, armas, estrellas, cuerpos fijos inscripciones, etc. La similitud reúne espontáneamente esas figuras en un orden que evoca el misterio en forma directa. René Magritte, “La similitud”, en Escritos completos, p. 428.
[3] Ralf Konersmann, La reproducción prohibida, p.15.
[4] Harry Torczyner, Magritte. Signos e imágenes, p.25.
[5] Adolfo Sánchez Vázquez, “La pintura como Lenguaje” en Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 120.
[6]Intento puntualizar que Magritte utiliza como tema la “re-significación” , por ejemplo, en el cuadro La traición de las imágenes, donde podemos ver lo cerca o lo lejos que puede estar la realidad creada por el pintor y la realidad del mundo.