miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Educación?

Desde hace varios años se ha ido generando en mi haber diario y cotidiano un constructo variado, modificable y transformable en torno a qué es la educación. Sin duda un proceso largo, irregular y equívoco. Los prejuicios no se han echado de menos, la formación recibida previamente, tampoco. Han prevalecido en mí, formas preestablecidas de pensar la educación que se han vuelto muros infranqueables, que luego, con más calma, y a través de atinos y desatinos se han logrado deconstruir. 

Si bien mi proceso de comprender la educación sigue y seguirá, hubo desalojos importantes en la forma de pensarla. Desalojo, por ejemplo, de conceptos tradicionales tales como pensar la educación como mera institución. Pensar la educación desde la institución limita espacios, horarios, acciones, etc. Limita el desarrollo mismo del pensamiento. El espacio educativo puede ser tan abierto que no depende únicamente de horarios, lugares establecidos, diplomas, constancias o títulos. Cuando se aborda intencionada y lealmente la nave de la enseñanza-aprendizaje, el espacio es ontológico, se abordan formas de ser, de pensar y hacer.  Un espacio  ontológico-educativo permite la reflexión y acción sobre modos de serhacer del ser humano que luego se manifestarán por la vía de las acciones cotidianas. El espacio educativo se genera según sea el caso, la necesidad, la circunstancia. Hay infinidad de espacios educativos sin etiqueta institucional. Hay infinidad de aprendizajes de los que no derivan títulos ni menciones honoríficas.

Aquella interacción entre estudiantes, y, entre estudiantes y profesores, y, entre estudiantes y hechos sociales de la cotidianidad, y, entre estudiantes y la vida en general, produce espacios de educación no reconocidos como tales. La educación se da en espacios institucionales pero no solamente, se da en ámbitos familiares,  escolares, de relaciones personales, de acciones políticas, espacios virtuales, etc.  

La mentalidad colonizada sobre la educación, rige en la mayoría de las instituciones educativas de nuestro país; instituciones que acotan, delimitan y por lo tanto permean el desarrollo del conocimiento con tintes muy exclusivos. Instituciones que jerarquizan no sólo el conocimiento sino al  profesorado y estudiantado. Visión claramente vertical que se da en los contextos educativos. Algunas instituciones han hecho por cambiar este tipo de paradigmas, logrando resultados innovadores, que han dado cuenta de que la educación puede ir más allá de los paradigmas establecidos.

Delimitar quién sí y quién no genera educación por medio de espacios materiales, nos muestra cómo se está entendiendo el concepto de lo educativo, visión, a mi parecer, reduccionista y muy específica del mismo.





sábado, 1 de septiembre de 2012

bAraTos disCursoS






El discurso falaz de nuevo se apodera de los espacios, ahora y muy visiblemente , el escolar. Imaginemos que instituciones como el Poli, la UNAM o la UAM,  hubiésen detenido el grito de sus pliegos petitorios (académicos o laborales) en sus muchas huelgas, por el gran chantaje discursivo falaz de las autoridades ante las que se aquejan.

No es de hoy, ante conflictos de índole académica , laboral e institucional, se han escuchado siempre voces sentimentaloides y poco argumentadas, voces de autoridades, académicos y estudiantes: "queremos estudiar", "La autonomía está en las aulas", "no me quiten mi derecho a la educación" "quiero producir, producir y producir". La gravedad de tales frases no está en la superficie de las mismas, que si bien, engañosamente convencen (es la naturaleza de las falacias) nos dejan ver, por otro lado, si tenemos un ojo medianamente crítico, la concepción de lo que todavía significa, para muchos, la educación, el aprendizaje y el conocimiento. Educación como mera acumulación, educación como datos a consumir, educación como  puntos acumulables. Como si se tratara de una competencia en la que hay que llegar primero, aun sin comprender nada.

   Ojalá la educación y la autonomía estuviesen en las aulas necesariamente, ojalá en un día de clases se construyera una visión educativa y nos hiciéramos autónomos, como de la nada. Ojalá en un día, una semana o un mes, se formara una mente crítica y reflexiva. Al parecer la conciencia crítica se construye lentamente y no sólo depende de la escuela. Hay muchas conciencias críticas sin escuela. La visión educativa que ofrece una institución se refleja claramente, y a largo plazo, en el tipo de seres humanos que de ella egresan. Si no se defiende la propia visión universitaria de lo que se entiende por educación, difícilmente se podrán ver los tan esperados resultados.

Parece entonces un atentado a la inteligencia de aquel que concibe el aprendizaje y el ámbito escolar como una construcción que se deriva de muchos factores (no sólo de las paredes de la escuela), que se le intente manipular con la idea de que "por su culpa el conocimiento no avanzará". Debiésemos gritar esta misma frase a verdaderos poderes "Fácticos" como la televisión (como ya lo hace el movimiento 132) o a los que se apoderan de la educación como si fuese un negocio y no a los estudiantes.

También parece ser un atentado ético usar, manipular y chantajear a las mentes acríticas, pues se les concibe como objetos utilizables y maleables para fines  exclusivos y no como seres humanos.

Es claro que nadie quiere huelgas, las huelgas no debiesen existir, todo mundo querría que sus derechos nunca fueran violados, nadie esperaría que así fuera. Todo mundo esperaría un diálogo ante una injusticia. Nadie pide a gritos realizar un paro sólo por gusto y amor a los paros, estos son el reflejo de la incapacidad de cumplir acuerdos y de violar los derechos de las personas.

No al chantaje falaz contra los estudiantes.