lunes, 16 de marzo de 2015

El vaLoR dE disEnTir  







El ojo que tú ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque él te ve
Antonio Machado


Hace tiempo que no sentía esta rara sensación en el cuerpo (-porque sí, es algo hasta corporal- recuerdo las múltiples emociones que se manifestaban en mi cuerpo cuando vivimos un autoritarismo extremo, de frente y sin cortapisas, en aquel bello lugar en el que elegí trabajar, autoritarismo mediante el que se despedía gente  por pensar diferente y abogar por lo meramente justo, autoritarismo mediante el que se imponían ideas y se daba paso a la ilegalidad todos los días ) El cuerpo me ha mostrado un "no se qué", últimamente, por su erizamiento, su desgana y su tristeza, lo que ha traído a mí muy malos recuerdos.

Vuelvo a sentir que hablar, decir mi parecer, un acto tan básico, está siendo vigilado. "Si no dices lo que pienso serás atacado" Esta horrible sensación era la que me perseguía en aquel terrible periodo de imposiciones y terror institucional. (Persecución al otro por lo que piensa, no dialogar con el otro sino automáticamente descalificarlo, tacharlo simbólicamente, declararle la guerra, etc.) 

Creí que una de las cosas que había quedado clara después de aquel oscuro episodio autoritario era, precisamente, que nadie, bajo ninguna circunstancia, podría volver a creer que disentir -es decir, no ajustarse al sentir o parecer de otro- es sinónimo de guerra.

Aprender a disentir es un desafío que no muchos alcanzan, hemos aprendido a hacerlo algunos, también hemos logrado que otros lo hagan, ¿por qué después de tan arduo proceso habría de dejar de hacerlo yo, o le exigiría a los demás que lo dejaran de hacer? ¿por qué tener que coincidir siempre, en todo, cuando la diversidad de perspectivas es tan amplia, aunque podamos estar "todos" en favor de lograr un mismo fin? ¿Por qué no mediar nuestras perspectivas? 

Es claro que todos los que defendemos una o varias formas de entender lo educativo  (modelos educativos específicos) perseguimos un mismo fin o varios fines con un sentido muy parecido. No creo, que a estas alturas se crea que yo, por ejemplo, entre muchos otros queramos destruir este maravillosos modelo y proyecto educativo, en el que creemos y al que decidímos pertenecer y colaborar para construirlo, desde hace ya varios años. A veces, este enfoque se olvida totalmente. 

Si bien hay cuestiones intolerables como la violencia, la ilegalidad (que ya la vivimos) y algunos otros asuntos, hay cuestiones que ameritan la negociación y el diálogo ¿o es que se nos ha olvidado que somos humanos? No somos unívocos, nuestra razón nos dicta varias voces.

No todo amerita la guerra, no todo es blanco y negro, no sólo es estar a favor o en contra de algo, ¿Cuándo fue que perdimos el enfoque de nuestro proyecto a largo plazo? ¿Cuándo nos volvimos el verdugo de los demás? ¿Cuándo hemos sido capaces de disentir y entender que "el otro" también es capaz de disentir? ¿Cuando se nos olvidó que uno de los fines de la educación es la capacidad crítica y el disenso?