Los poetas no ven,
todo lo tocan con breves alientos
que a veces se convierten en trazos.
Los poetas padecen una conciencia ciega
que les hace enloquecer
y viven siempre pendientes
de los días y de las noches.
Los poetas no duermen,
su desvelo es un poema a trabajar,
es lienzo,
piedra,
sonido.
Los poetas no piensan,
sus poemas velan la muerte de su razón.
Lunaica, 2008.
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