Hoy te aventuraste como siempre a salir, a vivir más, a encontrar y explorar. Muy voluntariosa, siempre autónoma. Se fue tu blanquísimo cuerpo, tu mirada de luz verde, tu tranquilidad. Se fue el amor que repartías a diario a mis entrañas. Se partió mi entraña. Se partió la vida. Tú, mi compañía la mitad de mi vida. Nada me curará. Nadie entenderá mi pérdida. Tu mirada me hará falta desde hoy, tu silueta con sol, tu cuerpo acostado en mis pies, tu nariz fría y rosa restregándose en mi empeine. Siempre estará aquí la tersura de tu semblante entero. Siempre comprenderé qué es la suavidad gracias a ti.
El son de la zozobra
Hace 8 años
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