lunes, 7 de septiembre de 2009

MagriTTe y su pinturA como lengUaje. Parte I

René Magritte: La Reproducción Prohibida. (Retrato de Edward James),1937.
La reproduction interdite (Portrait d’Edward James)




Al fin estás cansado de este mundo viejo.
GUILLAUME APOLLINAIRE.


En este texto se aborda el tema de la pintura figurativa y la no figurativa mostrando por qué razones ambas son un lenguaje. Para ello retomo el ensayo “La pintura como Lenguaje” de Adolfo Sánchez Vázquez y tomo como ejemplo algunos cuadros del artista René Magritte, autor del que me sirvo para confrontar sus obras con las tesis aquí planteadas.

La pintura es un acto innegablemente humano, por ello ha de estudiarse sin ser arrancada de su raíz: el hombre y su percepción del mundo, el hombre y su producción de significaciones. El arte pictórico no es algo que se inscriba en el misterio y la sin razón. Mediante la pintura, el hombre transmite, comunica significados, esto nos permite ver la relación del hombre con la realidad, pues en la medida que un hombre representa un fragmento de lo real, nos muestra su modo específico de ver y de estar en el mundo, de este modo, la pintura es lenguaje. La pintura “nos hace ver” o “nos hace sentir “. Se trata de un ver y sentir que no es el nuestro y por tanto nos esta comunicando "algo".

La pintura figurativa se sirve de los elementos pictóricos, color, línea sombra, etc., para representar formas reales, aquellas que reconocemos por nuestro propio modo de estar en el mundo. Así, la figura reproduce el objeto real y nos remite a él pero a la vez nos indica el exclusivo modo de relación del artista con lo real, al re-significar tal objeto. Por ejemplo, en la pintura La reproducción prohibida (1937) de Magritte podemos reconocer los elementos que ahí se muestran, no hace falta más que remitirnos a la realidad para encontrarlos. Reconocemos por ejemplo, a un hombre, un espejo y un libro, sin embargo, el modo en que Magritte dispone estos elementos en el espacio y el sentido que adquieren en su conjunto, nos muestran la relación del hombre con lo real. De tal modo que "lo que uno ve en un objeto, es otro objeto escondido".[1] Magritte ha re-significado los objetos que hace aparecer en su cuadro y con ello nos enfrenta al desconcierto[2], desconcierto que parecería tener su origen, precisamente, en que conocemos la realidad y lo que él representa no empata con esa realidad sino que la contradice. Lo que se intenta subrayar en este punto es que en la pintura se parte de lo real y a partir de ahí se da el acto creativo, re-significando lo real, desbordando así los modos de ver lo real.
Ahora bien, los elementos utilizados como la línea, el color, etc., participan de este poder significativo del arte pictórico, contribuyen a la comunicación de tal significado. La línea, por ejemplo, se utiliza en La reproducción prohibida para darnos una impresión de perspectiva y podamos captar el enfrentamiento del personaje al espejo. Aunque al mirar dicho enfrentamiento nos desconcierte lo aparecido en el espejo. Esta es ya parte de la intencionalidad innovadora de significados creados por el pintor.

Con Magritte nos vemos en medio de “un mundo de familiaridades perturbadas”[3] volteamos a ver el orden y sentido en que vivimos, lográndonos hacer ver, por momentos en golpes de vista, por momentos requiriendo una más lenta interpretación, la contradicción, la imposibilidad; aunque, debemos decirlo, sólo la imposibilidad en la realidad, nunca en la vida de sus cuadros. En la pintura de Magritte, los objetos y sujetos vienen de la realidad, pero se transfiguran, se transforman adquiriendo un nuevo significado. La significación de la forma real cambiará en el modo de ser representada, así, el objeto real tiene un significado objetivo, pero al transfigurarse dicho objeto en la pintura, pueden habitarle muchos más significados. Nosotros sabemos qué es un espejo y su función, si bien en la pintura citada el espejo cumple la función de reflejar, no refleja lo que debería, pero todo esto no tendría sentido si no hubiese una totalidad significativa del cuadro.

En la pintura de Magritte la remisión al objeto –lo que ocurre en toda pintura figurativa- cobra exaltada importancia, pues su pintura impulsa, precisamente, a tomar lo real y “chocar” con ello mediante lo representado en los cuadros. Los seres transfigurados de Magritte adquieren varios significados y esto se logra también mediante el modo de usar los signos plásticos, línea, color, sombra. La importancia de lo real exterior a la pintura es subrayado por Adolfo Sánchez Vázquez mediante una comparación con la poesía:

“[...] las figuras reales se presentan al pintor como algo dado que puede ser transformado, de manera análoga a como se le ofrecen las palabras dadas al poeta: con un significado objetivo ya dado, independientemente de que en la palabra este último sea convencional y en la figura real no.”

Como las palabras dadas al poeta, figuras reales dadas al pintor, y de qué más se podría pintar sino de lo real, el propio Magritte pensaba: “No tengo la sensación de añadir algo al mundo: ¿de dónde iría yo a tomar lo que añado, sino del mundo?”[4]

La figura usa una “totalidad de signos pictóricos” pero estos signos no tienen un solo significado, sino que se articulan de modo característico en cada obra, lo que logra la innovación de significados. De tal forma, vemos que una nueva significación se configura por la creación. La creación dota de un nuevo sentido a uno ya dado , la creación logra trascender mediante el acto creador una significación dada: “El pintor parte de la figura real no para quedarse con ella, sino para transformarla y dotarla –como figura real transfigurada- de una significación que de por sí –sin el acto creador- no podía tener.”[5] La peculiaridad de Magritte es que en su obra parece hacer explícita esta re-significación de lo que representa. Este “dotar de un nuevo significado” no es sólo lo que el propio Magritte hace como pintor sino que además parece ser el tema de varios de sus cuadros.[6]

[1] Jaques Meuris, René Magritte, p. 48.
[2] Magritte escribe “El arte de pintar [...]permite describir una idea apropiada que puede llegar a ser percibida. Esta idea abarca las figuras que el mundo nos ofrece : personajes, cortinas, armas, estrellas, cuerpos fijos inscripciones, etc. La similitud reúne espontáneamente esas figuras en un orden que evoca el misterio en forma directa. René Magritte, “La similitud”, en Escritos completos, p. 428.
[3] Ralf Konersmann, La reproducción prohibida, p.15.
[4] Harry Torczyner, Magritte. Signos e imágenes, p.25.
[5] Adolfo Sánchez Vázquez, “La pintura como Lenguaje” en Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 120.
[6]Intento puntualizar que Magritte utiliza como tema la “re-significación” , por ejemplo, en el cuadro La traición de las imágenes, donde podemos ver lo cerca o lo lejos que puede estar la realidad creada por el pintor y la realidad del mundo.



2 comentarios:

hekant dijo...

La verdad esk es una analisis bastante completo de la simbologia de sus obras, las cararteristicas de la pintura y la trasmision de la realidad que deviene, supongo que gracias a esto he descubierto a un nuevo autor y una nueva y curiosa forma de ver las cosas, por cierto,, que significa el libro en el retrato prohibido?

Lunaica dijo...

Hola, pues el libro es un objeto importante dentro de esta pintura porque, si obsevas con detenimiento, este sí se refleja en el espejo convencionalmente. Esto es parte del juego perceptivo de Magritte.
Saludos