No hay una sola palabra
ni un solo andar, ni sólo unos oidos.
El giro mundanal no es solapado
por una sola estrella, por un único universo.
Retrocede ante los ojos la unidad,
timbra la concordia difusa de contrarios,
irrumpe una serenidad de diversidades
o se instala el juego ruidoso de la herrumbe.
Resucitamos el gesto
sorpresivamente en un contrario,
lloramos cuando la risa no basta,
reimos si el miedo nos seca
y la ironía se gesta.
Dormimos,
la realidad se hace perfecta
en lo animado-inanimado de un sueño.
Caminamos vigilantes
y nos paseamos como dormidos.
El son de la zozobra
Hace 8 años
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