miércoles, 20 de agosto de 2008

Hoy he abierto el mundo.
En el destierro del que me impregné
se me palidecían los ojos y los senos,
se me escabullía un pez
sin columna vertebral en el ombligo.
Una interpretación flaca
me atacaba el corazón.

Hoy he abierto el mundo.
Caí en la profundidad horizontal
en que caen las aves.
Soy libre
Soy infinita

Aquí, el sentido no ocupa ya
el viejo sillón de mis labios.
Ya no hay un siniestro cenicero
habitándome el cuerpo.
Mi cuerpo se hizo tiempo.

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