No hay cimiento
ni en el alma ni en el viento
Antonio Machado
La conciencia del tiempo hace ruido, ronronea, zumba. El reloj nos anima pero nos obsesiona, nos concientiza del paso hacia la muerte. Juan de Mairena aludía frecuentemente a los relojes, decía: el hombre es el animal que mide su tiempo y no sólo lo mide, lo intenta alargar, detener y bifurcar para alzanzar lo eterno. Juan de Mairena decía a sus alumnos que el hombre no hubiera inventado el reloj si no supiera de la muerte.
La fabricación de relojes, tan minuciosa y perfecta nos muestra otra postura del ser humano ante la mortalidad. El reloj es ese objeto capaz de trivializarnos el tiempo ante la angustia de la muerte. ¿Acaso detenerlo nos reconfortaría un poco?