El camino no está, no es:
hay que hacerlo, hay que vivirlo.
No es previo al hombre,
sino coetáneo, de su vivir y de su hacer.
Verdú de Gregorio.
El camino es un símbolo que nos remite a la existencia en tanto que supone esfuerzo, apertura y estímulo. Como menciona Cerezo Galán: “El camino tiene aquí fundamentalmente el sentido de la excursión —el salirse del curso normal de la vida y aspirar a una nueva visión, dilatada y abierta de las cosas—. Aquí la vida se desarrolla ante la suscitación y sugerencia de lo misterioso…”[1]. Elegimos caminar y el camino pero es un proyecto que no se revela sino hasta que se camina. Comenzar a caminar supone alejarse, implica el surgimiento de algo nuevo, la incertidumbre, por lo tanto, el misterio.
[1]Cerezo, Galán, P., Palabra en el Tiempo. Poesía y Filosofía en Antonio Machado, Biblioteca Románica Hispánica. Gredos, Madrid, 1975, México, 1942. p. 65