He recorrido el tiempo con la mirada,
mi vena femenina se desvela, me desoculta.
Se acoger o desterrarlo todo,
vivo la traición y el equilibrio.
Soy sabia del tacto con el mundo.
Vuelvo la mirada y "un algo"
me muestra la magnificencia de flotar,
soy dueña de la niñez y su despiste al mirar.
Suelo romperme, descuidarme
y dejar que pase sobre mi el tumulto mundano.
Me torno quebradiza.
Estoy más que rota.
Ayer me vi con la serenidad rozando mis manos,
hoy no veo mis manos.
Quiero creer que la locura no me ha mostrado su rostro
pero tengo ya el rostro perdido.